A los cientos de millones de pobres del sector rural en los países en desarrollo los árboles y los bosques han suministrado tradicionalmente algunos artículos de primera necesidad leña par cocinar, materiales de construcción e incluso alimentos. El mundo en general ha sido lento en reconocer que esta parte esencial del ambiente rural está desapareciendo rápidamente. Fue preciso que la sequía devastara el Sahel y que la erosión y las inundaciones del sur de los Himalayas se generalizaran para comprender en qué medida ha disminuido la superficie boscosa y cuál es el precio humano que hay que pagar por esa causa. La mera escasez de leña es para las poblaciones rurales de los países en desarrollo una crisis de la energía tan profunda como la del petróleo y probablemente más dificil de resolver. Debilita incluso la estructura social de comunidades a menudo tan pobres que ni siquiera pueden pensar en el uso de otros combustibles.